El primero ocurrió en marzo, cuando un grupo de sicarios realizó una balacera en el country de Funes Hills, en la zona de Miraflores. El segundo hecho, aún más impactante, fue la aparición de una cabeza de cerdo con una bala en la frente y un mensaje amenazador en la puerta del local de una de sus familiares. El cartel contenía una advertencia escalofriante: “Si volvés la próxima (cabeza) que recibas es la de tu hija. No vengas. Hacé caso, nosotros no tiramos papelitos. Tiramos tiros y muertos.”

Di María confesó que no denunció estos incidentes por temor a represalias y para proteger a su familia. “Siempre quise volver a Central y retirarme allí, pero las amenazas fueron más fuertes y mi decisión se basa en la tranquilidad y la felicidad de mi familia”, afirmó en la entrevista.

El futbolista mencionó que tomó la decisión de no regresar después de recibir la primera amenaza mientras estaba en Estados Unidos con la Selección. Aunque tuvo comunicación con Gonzalo Belloso, presidente de Rosario Central, y explicó que no podía volver por la seguridad de su familia, la situación se complicó aún más con las amenazas adicionales.

Di María también respondió a las críticas de los hinchas, pidiendo que se enfoquen en combatir a quienes realmente amenazan y no en atacar a su familia. “Se la agarran conmigo, me matan a mí y a mis amigos, pero ¿por qué no van contra los que amenazan? ¿Por qué no hacen que la ciudad mejore para que todos podamos vivir en paz?” cuestionó.

Las revelaciones de Di María coinciden con la imputación que se realizará a los presuntos integrantes de la barra brava de Newell’s por su implicación en la intimidación, lo que añade un capítulo más a una saga de violencia y amenazas que ha marcado su vida y carrera.