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Tensión
Caos en el Congreso: pelea entre diputadas libertarias y represión en las calles
En redes sociales circuló el video del momento exacto en el que Grillo recibe el impacto, lo que generó indignación en distintos sectores políticos y periodísticos.
12 de Marzo de 2025

La sesión parlamentaria de este miércoles quedó marcada por un nuevo escándalo en las filas oficialistas. La interna de La Libertad Avanza estalló en el recinto con una disputa que incluyó gritos, empujones y hasta el lanzamiento de un vaso de agua entre legisladoras del mismo espacio. Mientras tanto, afuera del Congreso, la policía reprimía a manifestantes, dejando como saldo varios heridos, entre ellos el fotógrafo Pablo Grillo, quien se encuentra en grave estado tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno.
Marcela pagano y Bonacci dando quorum al kirchnerismo. Nos tiraron agua por pedirles que se levanten, esto es imperdonable. pic.twitter.com/CGD8Pp4hI5
— Maria Celeste (@mcelestep) March 12, 2025
"Pablo Grillo es un militante kirchnerista y está preso"
— Corta ? (@somoscorta) March 12, 2025
Patricia Bullrich dijo que el fotógrafo, que se encuentra hospitalizado por un disparo de gas lacrimógeno en la cabeza, fue detenido y sostuvo que "trabaja en la Municipalidad de Lanús con Julián Álvarez". pic.twitter.com/k3DHE648mG
El Congreso, escenario de un nuevo enfrentamiento libertario
El detonante de la pelea fue la intención de ratificar a Marcela Pagano como presidenta de la Comisión de Juicio Político, un movimiento que generó rechazo dentro del propio bloque libertario. La tensión escaló rápidamente cuando Celeste Ponce y Lilia Lemoine exigieron a los gritos que Pagano abandonara su banca, con la intención de frustrar la votación. En medio de la discusión, la diputada Rocío Bonacci, también del oficialismo, reaccionó arrojándole agua a Lemoine, desatando el caos.
La sesion se tornó incontrolable con diputados gritando e insultándose mientras el presidente de la Cámara, Martín Menem, intentaba retomar el orden. Finalmente, la sesión fue levantada por "falta de quórum", frustrando el intento de normalizar la comisión clave para tratar, entre otros temas, un eventual pedido de juicio político contra el presidente Javier Milei por el escándalo del "criptogate".
La represión en las calles y un fotógrafo gravemente herido
Mientras la crisis interna del oficialismo se exhibía en el recinto, en las inmediaciones del Congreso las fuerzas de seguridad reprimían a jubilados y manifestantes que protestaban contra la Ley Bases. En medio de la brutal intervención policial, el reportero gráfico Pablo Grillo fue impactado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno, quedando inconsciente en el suelo. Fue trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía, donde fue intervenido quirúrgicamente por un "trauma grave de cráneo con pérdida de masa encefálica". Su estado es crítico.
En redes sociales circuló el video del momento exacto en el que Grillo recibe el impacto, lo que generó indignación en distintos sectores políticos y periodísticos. No obstante, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, justificó el accionar policial al calificar al fotógrafo como "un militante kirchnerista" y asegurando que "trabaja para la municipalidad de Lanús". Además, la ministra amenazó con aplicar la "restricción de concurrencia a eventos deportivos" a los hinchas que participaron de la protesta, una medida sin precedentes en el país.
El oficialismo, en crisis y sin capacidad de orden interno
El episodio de violencia dentro del Congreso y la represión en las calles reflejan un escenario crítico para el gobierno de Milei, que no solo enfrenta una oposición movilizada, sino también una fractura interna evidente. La pelea entre diputadas de su propio bloque, el escándalo por el quiebre con Marcela Pagano y la falta de consenso para avanzar con la agenda legislativa debilitan a un oficialismo que, en apenas meses de gestión, ya muestra signos de desgaste y falta de gobernabilidad.
Mientras tanto, en el Hospital Ramos Mejía, la vida de Pablo Grillo pende de un hilo, convirtiéndose en un nuevo símbolo de la violencia institucional que crece en Argentina.
